El cura
Julio Torres está a cargo de la Parroquia Patrocinio de San José. Se involucró en
los problemas de la Recoleta
-explotación sexual, narcotráfico y delincuencia- y al tiempo empezaron los
asaltos en el templo.
El
padre Julio Torres hace una década que está a cargo de la Parroquia Patrocinio
de San José, en el barrio porteño de Recoleta. Desde un primer momento se
involucró con los problemas sociales de su entorno, generando espacios dentro
de su iglesia para familias desamparadas.
Pero
en el último tiempo su presencia creció cuando convocó a la comunidad a
vincularse directamente con los gravísimos problemas de la zona, como la
explotación sexual, el narcotráfico y la delincuencia. De hecho, él mismo
sufrió este flagelo, con robos registrados en el templo. Por ello, para cuidar
a sus feligreses, ahora paga con recursos propios seguridad privada y hasta
instaló un circuito cerrado dentro del predio religioso.
En diálogo con DIARIO POPULAR, el sacerdote explicó que “la iglesia no se queda afuera de lo que ocurre en la sociedad, es parte de ese mismo núcleo, y la realidad es que desde hace algunos años venimos sufriendo robos o episodios de violencia, alguno bastante grave, por lo que decidí tomar algunas medidas, como colocar cámaras y contratar seguridad privada, que no permanece las 24 horas, pero se desempeñan cuando la presencia de gente aumenta en la iglesia”.
La parroquia Patrocinio de San José funciona en la calle Ayacucho 1064, del mencionado barrio de la Ciudad de Buenos Aires, y es el lugar donde desde el año pasado se juntan los vecinos para conversar, analizar y llevar sus denuncias en las asambleas barriales, de las que participa activamente la organización
Esta movida derivó en la elaboración de un minucioso mapa del delito, que ya fue entregado a diversas autoridades, gubernamentales y judiciales. En rigor, se trata de un pormenorizado resumen de los narco-prostíbulos que funcionan en Recoleta, los puntos calientes para el robo y otros asuntos que generan malestar en la población. “Todo esto surge de mi convicción de que los sacerdotes no podemos estar ajenos a lo que pasa con la gente. Nuestro principal trabajo es fortalecer lo espiritual, evangelizar, pero la realidad es que los espíritus están encarnados, entonces hablamos de seres humanos que tienen necesidades. Aquí damos de comer, apoyo escolar y otras actividades a familias carenciadas. La inseguridad es un reclamo permanente de la gente que forma la comunidad, y como siempre les hablo de que hay que comprometerse, dar el ejemplo, pienso que los cristianos no podemos estar ajenos a esta problemática”, dijo el cura Torres.
Asimismo, relató que “a partir de ahí, surge el contacto con
“Necesitamos involucrarnos, participar activamente de lo que acontece. Hay mucha gente que nos necesita. La seguridad o su ausencia es un problema de todos, como otros”, cerró el sacerdote.
“Entraron con armas y se llevaron todo”
El padre Julio contó que en su propia iglesia sufrieron distintos hechos delictivos. “Hace unos tres años que venimos padeciendo problemas. En un caso fue bastante grave y preocupante, porque entraron con armas y coparon la secretaría. No había mucho dinero, pero se llevaron todo lo que pudieron, maltratando a la gente que en ese momento estaba en el lugar. Después hubo otros hechos y muchos hurtos. El año pasado fueron dos los robos. Ahí se me pararon las antenas, y decidí contratar seguridad, y también sumar un servicio de cámaras de circuito cerrado”.
Fuente: diario popular.com.ar
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